Seguro has oído hablar de las inyecciones para "perder peso"
El uso de inyecciones para perder peso, como las que contienen semaglutida, está indicado principalmente para personas con obesidad (índice de masa corporal [IMC] superior a 30) o sobrepeso (IMC superior a 27) que además padecen enfermedades metabólicas como diabetes tipo 2, hipertensión o apnea del sueño. Estas inyecciones no están recomendadas para quienes buscan una solución rápida sin cumplir estas condiciones.
El objetivo principal de estas inyecciones no es la pérdida de peso en sí, sino ayudar a quienes enfrentan riesgos de salud graves por su peso. No es adecuado su uso en personas con un IMC normal o con sobrepeso leve, ya que sin la supervisión adecuada, los efectos secundarios pueden superar los beneficios. La clave está en su uso bajo estricta supervisión médica y en combinación con cambios en la dieta y el ejercicio.
Aunque inicialmente diseñadas para tratar la diabetes, estas inyecciones actúan suprimiendo el apetito y promoviendo la pérdida de peso. Sin embargo, su uso sin supervisión médica puede llevar a efectos secundarios graves como problemas gastrointestinales, pérdida excesiva de masa muscular, y desajustes metabólicos. Además, su uso indebido puede generar dependencia y riesgo de recuperar peso rápidamente tras dejarlas. Es crucial que cualquier tratamiento para bajar de peso esté guiado por profesionales de salud, con pautas de nutrición adaptadas por un dietista (TSD) o dietista-nutricionista (DN) junto con la actividad física diaria.
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